jueves, 10 de abril de 2008

divagando

De nuevo ante esta cajita en blanco. Sé que cuando veis un nuevo artículo, esperáis una pequeña introducción antes de que el texto vaya poco a poco recorriendo su tortuoso camino hacia el tema que, conscientemente o no, quería tratar al principio. Y es que, como he dicho muchas veces, este tema no suele estar preparado de antemano. La inspiración es como un ovillo muy enmarañado, un nudo gordiano que, a falta de agudeza mental, se ha de resolver con esfuerzo y tesón.

Esta vez, el cabo del que quería tirar era la frecuencia de actualización. Y es que me dan mucha envidia los bloggers que actualizan varias veces por semana, o incluso todos los días. Y, más que aquellos que llevan blogs de recopilación de noticias o cosas curiosas encontradas por internet, me dan muchísima envidia los que consiguen hacer esto con contenidos propios: encontrar algo interesante de qué hablar todos los días, sentarse delante del ordenador, dar forma a las ideas y pelearse con el lenguaje hasta conseguir algo interesante que publicar. Intento llevar un ritmo más ágil de publicación en mi fotolog, pero ni aún así, y muchas veces acabo subiendo una foto por el mono de publicar algo. También es una cuestión de temática y ritmo. Considero que fotolog es una plataforma menos indicada para los artículos "con contenido"... Cosas escritas rápido, reflexiones más o menos sesudas, pero de rápida digestión, salvo alguna excepción puntual, donde me apetecía darle algo más de profundidad, y que fuera algo más ágil que un blog. Y, sin embargo, hay otros temas que me apetecería tratar, y que, al final, por unas cosas y otras, se quedan en el tintero, sea por que no consiguen tener una consistencia adecuada para escribir algo aquí, o por que algo nuevo de interés aparece para publicar en el flog, relegándolo al olvido.

Quizá, si dejo por escrito mi voluntad de desarrollar algunos temas, eso me sirva como aliciente para ponerme con ellos más adelante. Si no, lo único que puede pasar es que, una vez más, vuelva a caer en mi eterna promesa de más frecuentes y más constantes actualizaciones, algo que a los más viejos del lugar les resultará familiar :)

Entre ellas, hay dos películas: Chunking Express, de Wong Kar Wai, y Stalker, de Tarkovsky. La primera, vista una tarde en la filmoteca (estoy descubriendo el apasionante servicio que ofrece la filmoteca: pelis a dos euros, y ciclos muy interesantes) y la segunda, vista aprovechando una retrospectiva sobre el director ruso que están haciendo en la Facultad de Filosofía. Mi tercer as en la manga es mi lectura actual: La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Y tal y como me está fascinando es algo ineludible.

Y, para que no os vayáis sin haber leído nada, algo desechado del fotolog: los caminos de Berkeley, un pequeño comentario que leí en Microsiervos. Es una pequeña reflexión acerca de como se forman los caminos. Una de las estrategias que al parecer usan en esa universidad es dejar que la gente camine sobre el césped, de tal forma que los caminos se van formando poco a poco por donde más gente pasa. Algo así debieron pensar en la facultad de informática de la Complu... durante un par de años, la facultad apenas contaba con un único acceso: la puerta frontal, y otra puerta trasera a la que se llegaba rodeando el edificio. Pero había que dar mucho rodeo para llegar, con lo que la gente fue haciendo algunos "atajos", que al final han acabado convirtiéndose en caminos "oficiales", con algo de pavimento en lugar de barro.

En la imagen, en rojo, los caminos creados por los futuros ingenieros informáticos y los técnicos.
A la derecha del todo, el atajo desde la parada del autobús hasta el camino que lleva a la facultad, las dos líneas del centro son las que van hacia la entrada de atrás, y la línea de la izquierda que llega hasta el borde de la pantalla es el camino que va hasta Historia. Una aplicación práctica de lo que dice Serrat: se hace camino al andar :)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí no hay ciclos ni retrospectivas, al menos que yo sepa. Recuerde, capitalino, que goza de mucha suerte por vivir en una gran metropoli.

Eran necesarias, desde luego, más reflexiones sobre el arte de actualizar. ¡Qué sería de este lugar sin ellas!

En cuanto a los caminos, me parece un tema apasionante. Pero más que en Berkeley, en cualquier otro lugar. ¿Por qué? Porque nos están indicando por donde caminar...y nosotros nos rebelamos. Es, cuanto menos, una esperanza para la humanidad.

Anónimo dijo...

Hombre, tengo la esperanza - algo desesperada - de que publicar continuamente sea cosa de práctica. En el fondo, para envolver los temas de menor "enjundia" con una buena forma y darle la longitud necesaria debe ser cuestión de proponérselo. Eso sí, para tratar los temas más "sesudos" es básico y necesario tener ganas, jejeje.

Esperaremos pues textos sobre Kar Wai y Tarkovski. Espero en todo caso que, si bien la peli del ruso tiene mucho más de todo, tanto "Chunking Express" como "Stalker" te hayan satisfecho cada una a su medida.

Peter Sinclair dijo...

jejeje, lo de los caminos es verdaderamente curioso. Sobre todo cuando ves a jardineros cabreados poner cintas, vallas, pivotes, lo que sea, para intentar impedir que la gente pase a través del maltrecho césped y la gente lo arranca o lo tira y sigue pasando igual. Una interesante batalla.

Comparto contigo al 100% todo lo referente a actualizar. A mí también me cuesta la de dios, y aunque me gustaría hablar sobre ciertos temas luego creo que no consigo desarrollarlos con propiedad y se quedan en el limbo. O simplemente ataca la pereza y dices, no hoy no, no, esta semana no, no este mes no...

Espero el comentario sobre Kundera. Me atrae la fama del libro y el que sea checho y haya hablado siempre tan bien de Hrabal, mi autor fetiche.

Sobre Chungking Express y Stalker... soy un desgraciado. Tengo la primera grabada en video desde hace cuatro años y la segunda bajada desde hace lo menos dos y todavía no las he visto. Maldita desidia.

Anónimo dijo...

Lo de tu condición de afortunado por vivir en una ciudad que ofrece semejante diversidad de oferta cultural, como Madrid, ya te lo he remarcado hace pocos días.

En cuanto a lo de los caminos, suscribo a la última oración de thermidor.

Con respecto al ritmo de actualizaciones, creo que se trata de un sello personal, de una implícita impronta de cada blog. En lo personal, procuro actualizar, cuando menos, dos veces por semana, y reconozco que ese capricho, muchas veces, conspira contra los contenidos definitivos que, de tener mayor tiempo de elaboración, quedarían sustancialmente mejor. Y esto se relaciona con la necesidad imperiosa de decir algo, aunque no se sepa bien qué decir; un fenómeno que quizá sea más gráfico y patente en los flogs.

¡Y espero ansioso los comentarios sobre esas dos pelis!

Peter Sinclair dijo...

Vaya, no me había fijado en el comentario de Thermidor. La verdad es que yo no soy tan idealista. Sinceramente lo suelo ver como una muestra de cabezonería y de vagancia. ¿Para qué ir por un camino de piedra señalado si puedo atajar por el césped, por mucho que lo destroce? No sé, los parques están para algo también, y hay que tener un poco de conciencia para respetarlos. Vamos, me gustaría ver esperanza y rebelión pero la verdad es que sólo veo componentes negativos en esa actitud. Y, como digo, hay jardineros que les supone toda una frustración ver cómo su trabajo es pisoteado (literalmente) una y otra vez.

Anónimo dijo...

Ya que sacas a relucir el tema de los jardineros, peter, sólo diré que en ocasiones su trabajo tiene más de un punto en común con el arte. Pues, el modo en que los estudiantes cruzan y crean atajos por encima del orden y la belleza de los jardines, ¿no es un buen ejemplo de que sólo sobrevive aquello que es útil, por encima de aquello que es bello? ¿No implica, de alguna manera, un rechazo de lo meramente bello y superficial?

Claro, es evidente que quizás sea cuestión de perspectiva. Pero, en cualquier caso, hay algo de brutal, de natural incluso, en el modo en que el azar (a través del ser humano) construye sus caminos por donde cree o quiere que deben estar, independientemente de la belleza que pueda destruir en su camino.

Peter Sinclair dijo...

Hummm. Vale, sí, entiendo esa manera de verlo y en cierta manera lo comparto. Pero como todo depende de las situaciones. Cuando tienes un cachillo césped que vale para que todo el mundo se siente, pues no lo pises en vez de ir por el camino de tierra o piedras que te supone, ojo al dato, un desvío de como mucho cinco segundos con respecto a tu objetivo principal.

Yo soy el primero en tomar atajos y en ser incívico, lo reconozco, y de hecho a veces también me ha fascinado esa capacidad para hacer caminos en los lugares más insospechados (en el monte me hace todavía más gracia, cómo a través del pasar de gente se ha creado cada senderito perdido por ahí...) pero también hay que saber cuándo dicha actitud choca contra el sentido común, y actuar en consecuencia.

Vamos, que más que pensar en lo bello y superficial, yo estoy pensando en tomarme una cervecita fresca retozando en la hierba, a ser posible con una fémina de buen ver (inserte mistergrín aquí)

¡saludotes!