jueves, 24 de abril de 2008

El peso y el todo (III)

En la segunda parte de este análisis, Thermidor dijo en un comentario:
"Tomás y Teresa tendrían que hablar sobre que tipo de relación quieren mantener".
Bien, esto es una interesante reflexión. Es una muestra de cómo solemos volcar nuestros sentimientos en una creación literaria, cómo podemos empatizar con unas ideas, con unos entes completamente etéreos, inexistentes. El propio Milan Kundera dice en la novela:
"Sería estúpido que el autor tratase de convencer al lector de que sus personajes están realmente vivos. No nacieron del cuerpo de sus madres, sino de una o dos frases sugerentes o de una situación básica".
Cada uno de nosotros se proyecta sobre los personajes, es ineludible tratar de meternos en su piel, o al menos, eso es lo que han intentado la gran mayoría de los novelistas. Los personajes de una novela son proyecciones, ideas que van tomando forma:
"Los personajes de mi novela son mis propias posibilidades que no se realizaron [...] cada uno de ellos ha atravesado una frontera por cuyas proximidades no hice más que pasar. Es precisamente esa frontera (la frontera tras la cual termina mi yo), la que me atrae"
Una vuelta más a las ideas de Nietzsche. La vida, aunque se haya de repetir infinitas veces, sólo se vive una vez. Sólo tenemos una oportunidad, un camino. Ante las infinitas posibilidades que se nos plantean en la vida, sólo podemos escoger una, decisiones a ciegas. Como dice el autor, es como representar una obra de teatro sin haber ensayado:
"El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. ¿Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro. Einmal ist keinmal. Lo que solo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre solo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto."
Bien, (¿fieles?) lectores, llevo tres entradas dando vueltas y más vueltas a una serie de conceptos básicos, y sus consecuencias en la vida de Tomas y Teresa. Como dije en la entrada anterior, quería escribir sobre cómo la política es tratada en la novela, pero el comentario de Thermidor me hizo cambiar de idea. Feedback :) Tratar de desarrollar por escrito una idea lleva a esta especie de escritura espiral, al planteamiento inicial de la idea y a su refinamiento.

La idea de la necesidad, del imperativo es la que ha llevado a Tomas y Teresa a necesitarse el uno al otro. Teresa, por que se ha entregado completamente a él, y Tomas por que sabe que ella no podría vivir sin él. Sabe que su vida está en sus manos, y su encaprichamiento inicial pasa a ser algo más, algo que ha echado raíces en su alma: la compasión, sentir el dolor de Teresa, su angustia multiplicada. Quiere cuidarla, trata de hacerla ver que sus infidelidades son asuntos triviales, pero no lo consigue. Ella quiere pensarlo, pero no puede. Tomás lo es todo para ella, y ella no soporta compartirlo, aunque sabe que a la única a quien él ama es a ella. Pero se siente rodeada de las amantes de Tomás. Toda su vida ha sido tratar de emerger de la vulgaridad que la rodeaba, huir de la monotonía, de la uniformización de la sociedad. Por eso Tomás representa tanto para ella, por ser la oportunidad de vivir como ella misma, no como una parte cualquiera de la masa. Pero Tomás la devuelve al fango, a la medianía, la pone a la misma altura que el resto de mujeres. Rodeada de sus decenas de amantes Teresa no es nadie, nada la diferencia del resto. Teresa sufre por celos y por su pérdida de identidad, su autodestrucción. Y Teresa quiere quitarle peso a las infidelidades de Tomas, quiere creerle, por que sabe que su sufrimiento también él lo vive, por que sabe que se ha convertido en una carga para él, y no quiere ser una carga. Sólo quiere ser Teresa. Quiere que Tomas viva su vida, que puedan vivirla juntos. Sin embargo, al igual que Tomas no puede (o no quiere) controlar sus impulsos, Teresa no puede evitar su sufrimiento, y va a acabar convirtiéndose en el principal imperativo de la vida de Tomas. Él creía en su destino como médico, en su capacidad de salvar a la gente. Sentía la llamada mesiánica de la cirugía. Sin embargo, por amor a Teresa, y por oponerse al régimen renunciará a todo.

Y, esta vez sí, la política para una nueva entrada

sábado, 19 de abril de 2008

La Zona

Aprovechando un ciclo sobre Tarkovski en la Facultad de Filosofía, el otro día pude ver Stalker, una película (libremente) basada en el relato Picnic junto al camino, de Arkady y Boris Strugatsky.

Stalker: Alexander Kaidanovsky y Andrei TarkovskyTratar de analizar esta película es algo que escapa de mis capacidades. No tengo el suficiente bagaje cinematográfico como para llegar a diseccionar la obra del maestro ruso. Así, creo que no entraré en aspectos técnicos. Dejemos esto en una simple reflexión.

El Stalker es un personaje extraño, una especie de místico, viviendo en un infierno miserable, sucio, opresivo. ¿Acaso no se siente oprimido Tarkovski? Oprimido por el enorme peso del estado, el peso de la Unión Soviética contra uno de sus mayores creadores. Oprimido por la desgracia que rodea el proyecto, por una película que tiene que rodar dos veces después de que los rollos de la primera película se estropearan.

Tarkovski es un cineasta incómodo para el régimen. Sus películas gustan al público del Imperio, pero no demasiado a sus autoridades. Y quizá sea Stalker una de las que menos les gustase, una película protagonizada por un hombre rodeado de un aura de santidad, un místico, un guía en el camino del espíritu en un régimen ateo y material.

Las localizaciones de la película son sobrecogedoras, desde el infierno industrial en que vive el Stalker, a la desolación absoluta de La Zona. Enormes complejos industriales, una ciudad cubierta de humo, residuos tóxicos, el agua y el aire son venenosas, y esto acabaría afectando a parte del equipo: el mismo Tarkovski sufriría poco después un cáncer que acabaría con él.

Con todo esto, se nos muestra el mundo real: sucio, degradado, miserable. Pero el Stalker puede guiarnos fuera de él, llevarnos hasta La Zona. En la película, el Stalker ha de guiar dentro de la zona a dos personajes, dos representaciones arquetípicas: el artista, cínico, de vuelta de todo y en busca de su inspiración, y el científico, rígido, metódico, a la búsqueda de algún tipo de bien superior.

¿Y qué buscan en la zona?

En teoría, buscan el corazón de la zona: una habitación que puede hacer realidad tus deseos. La Zona es un lugar extraño, y para llegar hasta esta habitación han de atravesarla, obedecer sus caprichos a través de la guía del Stalker, que es el único con el poder de "empatizar" con la veleidosa voluntad de la zona, y acatar sus extrañas maneras como la única manera de sobrevivir. Y es que La Zona es un lugar peligroso, y no cumplir con su voluntad puede conducir a la muerte. ¿No es esta una extraña reflexión de las grandes religiones mayoritarias?
El Stalker, conocedor de la mística y la ritualística, guía y salvador por la gracia de una instancia superior. Él ha de guiar a dos almas descarriadas a través del camino recto, a través de los recovecos de los extraños rituales, como una prueba: para el literato, tratar de vencerlo mediante la exasperación... en el fondo, desprecia al Stalker, y desprecia sus rituales, se cree por encima de sus compañeros. Y para el científico, como una prueba de misticismo, algo opuesto a su mentalidad rígida de hombre metódico y racional. Al final, la prueba, el ritual, no consigue doblegar al escritor. Ha superado su propia prueba interna. Ya no necesita a La Zona, no necesita su cámara de deseos. El Stalker, como guía místico lo ha hecho enfrentarse a sí mismo, mirar a la muerte y a su propia destrucción cara a cara. Ha comprendido qué hay en La Zona, cuál es su verdadero poder: La Zona no concederá los deseos que le pidas, si no aquellos que se esconden en lo más oscuro de tu alma, aquello que verdaderamente anhelas.

Esa es la guía del Stalker, la guía hacia lo que verdaderamente deseaban, un guía hacia el fondo de su alma. La Zona sólo es un instrumento para esta búsqueda.

(Imágenes de dominio público obtenidas de la Wikipedia)

viernes, 18 de abril de 2008

El peso y el todo (II)

Sobre "La insoportable levedad del ser", de Milan Kundera. Segunda parte

En la anterior entrada he intentado dejar planteada parte de la base que va a conducir el relato. Una vez planteado esto, podemos hablar un poco de la trama, o al menos, de los hilos que van a conducir el relato, pues en ocasiones es más interesante el envoltorio, o la meta-historia que la propia historia en sí, ya que esta sirve para plantear alguna interesante reflexión, vital, moral o filosófica. Todo gira alrededor de cuatro personajes: Tomas, Teresa, Sabina y Franz.

Sobre Tomas y Teresa recae la mayor parte de la narración, y son ellos los que han de soportar la dualidad entre el peso implacable del destino y la ligereza de la casualidad, cada uno a su manera, desde el momento en que se conocen, hasta el final. Tomas es un importante cirujano de Praga. Teresa una camarera de una pequeña ciudad. Un día, Tomas, por una serie de casualidades, acaba en el bar en el que trabaja Teresa. Tomas es un mujeriego irredento, y no tarda en conquistar a Teresa. (ya hemos mencionado las casualidades) Cuando Tomas vuelve a Praga, está convencido de la fugacidad de su relación con Teresa, y, sin embargo, poco después, ella aparece en su puerta. Se ha enamorado de él, y a partir de ese momento, sólo vivirá por y para Tomas.

Su encuentro es producto de las casualidades. Tomas representa la visión más estricta del peso del destino. Su destino viene marcado por su condición de mujeriego, por su pulsión de relacionarse con cualquier mujer que se encuentre, y el cúmulo de eventos que le conducen hasta Teresa no son suficientes para vencer el destino. Para Teresa, estas casualidades son su destino: todo en su vida ha sido una preparación para encontrarse con Tomas. Tomas es la luz que entra en su vida gris, la fuerza que la libera de la medianía de su vida, su enlace con un nivel superior de existencia. El destino la ha atado a Tomas, Tomas es su carga, un peso que la sepulta. Ha de cargar con el peso de su amor por Tomas, amor convertido en una fuerza destructiva por las infidelidades de Tomas. Él también está enamorado de ella, pero también está atado al destino, como está atado a Teresa. Está atado a una mujer que la casualidad ha puesto en sus manos, débil, indefensa, necesitada. Ella depende de él para vivir. Esta es la relación que define la insoportable levedad del ser.

Creo que esta entrada ha quedado más enrevesada que la anterior. Para la próxima, quizá hable de algunos de los aspectos políticos.

lunes, 14 de abril de 2008

El peso y el todo (I)

Sobre "La insoportable levedad del ser", de Milan Kundera.

Es difícil buscar un punto desde el que acercarse a esta novela, pues su misma concepción es demasiado ambiciosa. Otras novelas intentan abarcar distintos aspectos del ser humano, de su psicología o su entorno... Milan Kundera busca la novela total, el Todo.

Y la ambición apunta algo desde el principio, y lo hace a través de la insignificancia de todo, de todo lo que podamos vivir y de todo lo que pueda contarnos ningún novelista, según la teoría de Nietzsche del eterno retorno: ante la infinidad del tiempo, todo habrá de repetirse, una y otra vez, todo lo que hagamos en nuestra vida habrá de repetirse una y otra vez, sin remisión. El eterno retorno le da a cada uno de nuestros actos un peso enorme, el peso de la inevitabilidad. Y, sin embargo, hay algunos hechos, algunas casualidades que quizá no se repitan, en las que el destino no intervenga. Y, al no repetirse, no existen, no tienen peso. Estas casualidades son las que marcan nuestra vida. Esta es la insoportable levedad del ser. Las ideas de Nietzsche, el destino implacable heredado de la tragedia griega o las sagas nórdicas, podría suponer un peso que aplastaría a cualquiera. Y, sin embargo, la tiranía del peso del destino no supone nada, frente a la tiranía de las casualidades, frente a lo incorpóreo. Las ideas de algunos filósofos dirigen la narración, como ya hemos visto con Nietzsche, y ahora pasamos a Parménides, y sus ideas de los opuestos como fuerzas que dominan el mundo: el bien y el mal, el frío y el calor... una de ellas es una cualidad positiva, y la otra negativa. Lo pesado y lo leve. Lo leve y lo pesado. Parménides dice que lo leve es lo positivo. Hemos de tratar de convertir lo negativo en positivo. Sin embargo, lo leve escapa a nuestro control, llega hasta nuestras organizadas vidas, cambia todo de sitio y luego se va, dejándonos indefensos. Durante nuestra vida, nos aferramos a lo pesado, evitando lo leve.

Bueno, termino aquí esta parte introductoria. Seguirá el análisis en próximas entregas.

domingo, 13 de abril de 2008

Estilo

Mucha gente, cuando habla de música, cae en el manido "Yo escucho de todo". Y podemos asegurar, sin incurrir en una grave inexactitud, que esta frase es en la enorme mayoría de las veces, completamente falsa. Podríamos pensar que, con la cantidad de música que existe, es imposible abarcarlo todo. Pero no estamos hablando de esto. Y tampoco vamos a hablar de esa gente que no tiene demasiada afición por la música. Hablamos de los fans, de los entendidos. Y normalmente, cuando alguno de estos dice la frase mágica, la que habla de su apertura de mente, en realidad sólo están repitiendo un cliché. Y es que hay demasiada gente que se siente muy confortable en su torre de marfil, sin necesidad de asomarse a las ventanas y ver qué hay más allá. El fan del pop sólo buscará melodías luminosas y guitarras cristalinas, el heavy buscará guitarras afiladas, y el modernillo en busca de identidad buscará un grupo del que copiar las pintas del cantante y que lo pongan en sus antros de moda. O como dicen en el Mondosonoro, temas bailables.

Sin embargo, hay una manera más satisfactoria de investigar. Buscar el estilo, lo que diferencia al artista sin talento de aquel que lo tiene. Y eso no distingue entre géneros ni etiquetas.

Y el otro día descubrí un disco lleno de estilo. Uno de esos que pones una vez, y mientras lo escuchas, sabes que va a sonar muchas más. Que vas a ir escuchando pista por pista. En este blog, descubrí a Principles of Geometry. Como dicen en ese artículo, este disco es un repaso/homenaje a la historia de la música electrónica y el hip-hop. No soy ningún experto en estos estilos, aunque sí que me gustan algunas cosillas, sobre todo del segundo, desde un lejano día que cayó en mis manos el Black Sunday de Cypress Hill :)

En principio, más allá de sus fans, es un género bastante denostado. No voy a convertirme en abogado del diablo, pues la mayoría de acusaciones son ciertas, sobre todo, la de haberse convertido en un cliché, en una parodia de sí mismo. Sin embargo, esto también puede decirse de casi todos los géneros: los puristas estrechos de mente, los creadores de pastiches y los imitadores son legión entre los verdaderos creadores. Y es a estos a los que hay que buscar... aunque nunca he investigado demasiado en el género, si no que he ido poco a poco descubriendo algunos buenos discos a través de recomendaciones. Esto no pretende ser una catalogación de nada, sólo unos breves apuntes de cosas que me han gustado. Y hoy, de momento, nos abstenemos de producto nacional, quizá algún otro día :)

Como dije antes, descubrí todo esto con Cypress Hill. Y, desde hace un montón de años me han acompañado regularmente, sea en inglés o en su incursión en el español... Su debut, o Black Sunday son dos discazos. He de confesar que me encanta el rollo gangsta, basta ver este vídeo para hacerse una idea de qué quiero decir. Y es que, mientras que muchos acaban cayendo en la parodia del mal cine de mafia, aquí se nota algo detrás. Algo que distingue a los "auténticos" de los clones. Otra de las cosas que más me gustan de Cypress Hill son sus ritmos. Desde sus comienzas han sido firmes defensores de la maría, y eso se nota en sus canciones, ritmos pausados, samples que podrían considerarse algo paralelo al stoner, líneas muy densas. Y sobre ello, la peculiar voz nasal de B-Real. Merecen la pena, dadles una oportunidad.

Y, del disco que motivó esta entrada, pasamos a una de sus colaboraciones: la de Cannibal Ox. Mientras que en Cypress Hill muchas veces el tono es ciertamente vacilón, esto es más serio. En The Cold Vein las cosas son más serias. El sonido es mucho más crudo, tonos y ritmos más agresivos, y, sobre todo, una visión mucho más seria de la realidad: aquí no hay guerras de bandas, ni discursos de quién es el más duro del barrio. Pasamos de las historias de barrio a otro tipo de narrativa. Disco definitivamente duro, un paso desde una adolescencia conflictiva a la madurez creativa. Mucha gente habla del disco de hip-hop definitivo en la presente década. Quizá no se equivoquen.
Aquí una pequeña muestra.

Un caso distinto es el de Nas. O la historia de su auge y caída: empezar una carrera con un álbum rompedor, inmediatamente elevado a la categoría de clásico, y después caer en el abismo de la medianía, de la fórmula fácil y el paso por caja. Sin embargo, con su último disco, ha vuelto a romper con todo, demostrando que quien tiene talento, tarde o temprano ha de sobresalir muy por encima de los demás. Y, bien, hemos pasado de los ritmos stoner de Cypress Hill, a los más crudos de Cannibal Ox, y ahora llegamos a Nas. Y una palabra define Hip Hop is Dead: elegancia. Desde los samples elegidos, las bases creadas con ellos y las historias contadas

Bueno, en principio quería comentar unas cuantas cosas más, pero me he sobrepasado en espacio... ¿lo dejo para próximas entregas?

jueves, 10 de abril de 2008

divagando

De nuevo ante esta cajita en blanco. Sé que cuando veis un nuevo artículo, esperáis una pequeña introducción antes de que el texto vaya poco a poco recorriendo su tortuoso camino hacia el tema que, conscientemente o no, quería tratar al principio. Y es que, como he dicho muchas veces, este tema no suele estar preparado de antemano. La inspiración es como un ovillo muy enmarañado, un nudo gordiano que, a falta de agudeza mental, se ha de resolver con esfuerzo y tesón.

Esta vez, el cabo del que quería tirar era la frecuencia de actualización. Y es que me dan mucha envidia los bloggers que actualizan varias veces por semana, o incluso todos los días. Y, más que aquellos que llevan blogs de recopilación de noticias o cosas curiosas encontradas por internet, me dan muchísima envidia los que consiguen hacer esto con contenidos propios: encontrar algo interesante de qué hablar todos los días, sentarse delante del ordenador, dar forma a las ideas y pelearse con el lenguaje hasta conseguir algo interesante que publicar. Intento llevar un ritmo más ágil de publicación en mi fotolog, pero ni aún así, y muchas veces acabo subiendo una foto por el mono de publicar algo. También es una cuestión de temática y ritmo. Considero que fotolog es una plataforma menos indicada para los artículos "con contenido"... Cosas escritas rápido, reflexiones más o menos sesudas, pero de rápida digestión, salvo alguna excepción puntual, donde me apetecía darle algo más de profundidad, y que fuera algo más ágil que un blog. Y, sin embargo, hay otros temas que me apetecería tratar, y que, al final, por unas cosas y otras, se quedan en el tintero, sea por que no consiguen tener una consistencia adecuada para escribir algo aquí, o por que algo nuevo de interés aparece para publicar en el flog, relegándolo al olvido.

Quizá, si dejo por escrito mi voluntad de desarrollar algunos temas, eso me sirva como aliciente para ponerme con ellos más adelante. Si no, lo único que puede pasar es que, una vez más, vuelva a caer en mi eterna promesa de más frecuentes y más constantes actualizaciones, algo que a los más viejos del lugar les resultará familiar :)

Entre ellas, hay dos películas: Chunking Express, de Wong Kar Wai, y Stalker, de Tarkovsky. La primera, vista una tarde en la filmoteca (estoy descubriendo el apasionante servicio que ofrece la filmoteca: pelis a dos euros, y ciclos muy interesantes) y la segunda, vista aprovechando una retrospectiva sobre el director ruso que están haciendo en la Facultad de Filosofía. Mi tercer as en la manga es mi lectura actual: La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Y tal y como me está fascinando es algo ineludible.

Y, para que no os vayáis sin haber leído nada, algo desechado del fotolog: los caminos de Berkeley, un pequeño comentario que leí en Microsiervos. Es una pequeña reflexión acerca de como se forman los caminos. Una de las estrategias que al parecer usan en esa universidad es dejar que la gente camine sobre el césped, de tal forma que los caminos se van formando poco a poco por donde más gente pasa. Algo así debieron pensar en la facultad de informática de la Complu... durante un par de años, la facultad apenas contaba con un único acceso: la puerta frontal, y otra puerta trasera a la que se llegaba rodeando el edificio. Pero había que dar mucho rodeo para llegar, con lo que la gente fue haciendo algunos "atajos", que al final han acabado convirtiéndose en caminos "oficiales", con algo de pavimento en lugar de barro.

En la imagen, en rojo, los caminos creados por los futuros ingenieros informáticos y los técnicos.
A la derecha del todo, el atajo desde la parada del autobús hasta el camino que lleva a la facultad, las dos líneas del centro son las que van hacia la entrada de atrás, y la línea de la izquierda que llega hasta el borde de la pantalla es el camino que va hasta Historia. Una aplicación práctica de lo que dice Serrat: se hace camino al andar :)

martes, 1 de abril de 2008

fin y nuevo comienzo

Hoy es el primer día de abril, y llevo unos días pensando en actualizar, buscando algún tema, tratando de encontrar alguna idea que me permita rellenar esta caja de texto en la que escribo, algo que ocupe el suficiente número de líneas como para que merezca la pena tanto escribirlas como pensarlas, pero es difícil encontrarlo. Me encuentro disperso: me cuesta concentrarme, leer algo de un tirón, sea un artículo en un blog, o el capítulo de un libro, y descubro que aunque mis ojos sigan las líneas y los párrafos, mi mente está divagando por algún otro lugar... A los escasos segundos de ponerme a hacer alguna cosa, siento ganas de dejarlo y ponerme a hacer algo distinto, en fin... un desastre.

Así que me enfrento a esta caja de texto vacía... sin ninguna idea en concreto. O quizá con un par de ideas, pero demasiado nebulosas aún, una nube de palabras, conceptos, incoherente, sin apenas conexiones entre sí. La dos giran en torno a un par de películas que he visto este fin de semana.

La primera, ciertamente decepcionante: Tygra, Hielo y Fuego, y eso que a priori, era una película que hubiera podido encantarme: fantasía heroica, espada y brujería, como querais llamarlo, bárbaros y hechiceros enfrentándose, voluptuosas mujeres apenas cubiertas con vaporosos tejidos, en fin, una historia con todos los ingredientes necesarios para ser realmente apasionante en las manos adecuadas. ¡Y parecía que estaba en esas manos! Quizá Bakshi no sea un genio de laFrazzeta - Death Dealer animación, pero al menos estaba respaldado por la maestría de Frazetta, y con Roy Thomas, guionista de Conan, colaborando en el guión.
El primer engaño está en la portada: "La leyenda del cómic Frank Frazetta (creador de Conan el Bárbaro [...])". Vale que Frazetta ha hecho algunas de las mejores ilustraciones para Conan, pero de ahí a convertirlo en su creador, va un abismo! Si esto no es publicidad engañosa... Y sin embargo, la presencia de Frazetta apenas parece ir más allá de la aparición de su icono más famoso: Death Dealer (a la derecha).
La animación, como ya usó Bakshi para su adaptación de El Señor de los Anillos, se hizo mediante rotoscopio (dibujar encima de las secuencias filmadas) lo que, contraproducentemente, hace que los movimientos muchas veces parezcan irreales, extraños, las líneas ondulan, se desdibujan y desaparecen... ver moverse a los personajes es ciertamente extraño, da una sensación muy pobre, que se ve resaltada por lo austero de las escenas... ciertamente, los fondos están muy detallados, sobretodo en las secuencias de la selva, pero aparte de este fondo, apenas hay nada, y, uno de los detalles que más empobrece la película es la casi total ausencia de sangre, salvo en algunas de las escenas de Darkwolf, el personaje representado por Death Dealer, lo cual resulta muy triste, teniendo en cuenta que durante toda la historia hay combates: espadazos, flechazos, un dinosaurio que devora a varios esbirros del Malo... todo esto, completamente aséptico, y a la vez, cutre. Además de ser en ocasiones confuso.

Pero esta pobreza de medios podría verse compensada por un buen guión... pero no termina de ser el caso: la historia está planteada muy tópicamente, lo cual no tiene por qué ser un problema, pero el contexto con el que han pretendido envolver la aventura de pura espada y brujería resulta demasiado forzada. La situación podría resumirse en un héroe bárbaro buscando venganza de los esbirros sub-humanos del Señor Oscuro de turno, y del rapto de la Princesa por un grupo de estos esbirros. Así, toda la parte central de la historia, en la que el héroe se encuentra con la princesa, su huída a través de la pantanosa jungla, sus luchas con los subhumanos, el nuevo rapto de la princesa, la aparición del Guerrero Legendario que guía y ayuda a nuestro héroe están narradas con agilidad, hay acción a raudales y el resultado es una pequeña historia de espada y brujería apasionante. Sin embargo, el desenlace, la Batalla Final hace que todo se precipite hacia el abismo de la vulgaridad, aplastado bajo el peso de un montón de diálogos francamente absurdos, de épica barata y sonrojante.

Dino BuzzatiY, por el otro lado, Il Segreto del Bosco Vecchio (El Secreto del Bosque Viejo), de Ermanno Olmi, basado en la novela homónima de Dino Buzzati. Ví de refilón el programa de la filmoteca para el sábado pasado, así que me animé a ir a verla, y no me defraudó, ni como película, ni como adaptación. No voy a entrar a comentar el argumento de la novela, si no la sutil habilidad para trasladar toda la magia que se desprende de la historia de Buzzati a la pantalla, cosa que, una vez vista la película, parece de lo más natural.
Y es que resulta difícil poner en imágenes una historia cuyos protagonistas no son sólo los habitantes de la villa en el Bosque Viejo, si no sus árboles, sus animales, su viento. El bosque y la Naturaleza desempeñan un papel más importante que las personas, no sólo en la narración, si no también en el desarrollo visual de la Il Segreto del Bosco Vecchiopelícula: las escenas en las que ha de hablar la naturaleza no están simuladas con efectos especiales, la lluvia, la tempestad, todo es real. El juego de imágenes hace que los animales parezcan hablar y ejecutar su parte del guión. Así, la naturaleza se muestra en todo su esplendor, plasma en la pantalla la sensación sublime de contemplar las montañas elevarse por sobre el bosque, de ver a la tormenta invernal sacudir los árboles, descargando su furia. Otro de los juegos más efectivos es el logrado para representar al Viento Matteo, las escenas en las que recorre el bosque o habla con alguno de los demás protagonistas, todo conseguido con la habilidad del ilusionista de engañar al ojo y la mente.

En definitiva, una adaptación soberbia, que sabe transmitir sobre la pantalla toda la ternura con la que Buzzati cuenta su historia, y, sobre todo, un fascinante juego visual, una excusa perfecta para mostrar imágenes de enorme belleza