miércoles, 19 de noviembre de 2008

Core dump

Quería seguir con la larga racha de entradas (más o menos) temáticas, pero, tarde o temprano, tenía que volver a pasar, y las entradas de recopilación han vuelto :) Llevo unas semanas demasiado atareado, sin tiempo para centrarme, para ponerme a pensar en algunas de las cosas que quería escribir, retomar algún tema dejado a medias, o desarrollar otros de los que están en el tintero, pero no he sido capaz. De hecho, he empezado a escribir para tratar de fijar algún tipo de idea, y a medida que se acerca el momento de dejar de divagar y escribir acerca de algo en concreto, las ideas se vuelven más nebulosas, más intangibles, más lejanas...

Apenas estoy leyendo cosas nuevas... más bien estoy en una temporada de nostalgia, de recuperar cosas leídas. Incluso estoy tratando de añadir a mi propia colección algunos libros que leí prestados de la biblioteca. Pero no se trata de volver a leer las mismas historias, si no que, de una manera hasta cierto punto subconsciente, trataba de recuperar los momentos en los que leí esos libros. Por eso he vuelto a coger el primer volumen de la Narrativa Completa de Lovecraft, un autor que descubrí durante unos días que tuve que pasar en casa, guardando cama por un resfriado. Unos días bastante más relajados que estos, en los que podía pasarme toda una tarde leyendo, pasando páginas, descubriendo los Mitos, a los Antiguos y sus cultos, y esos libros de nombres extraños. Así que estoy releyendo muchos de esos relatos, y también aprovechando para leer todos los que no conocía de antes, sobre todo las historias de Randolph Carter, uno de los ciclos más importantes en la obra del autor de Providence, sobre las aventuras, o más bien desventuras, de un trasunto del propio Howard Phillips: escritor fracasado, cuya única salida a un mundo demasiado sórdido es entrar en el mundo de los sueños. En parte, al leer estos relatos estoy haciendo una reinterpretación de los mismos: Lovecraft los escribe tratando de que su alter ego pueda cumplir sus sueños, y yo los leo tratando de repescar algo de un pasado intangible.
A la vez, leer estos relatos es como descubrir otra faceta de Lovecraft, quizá más humana que la que creó su famosa mitología de monstruos cósmicos. En estos relatos Lovecraft no habla de sus miedos. O quizá sí. Quiźa Randolph Carter sea su catarsis frente a un mercado que no quiere, o no sabe comprender la obra de HPL, pues la obra de Carter es el reflejo de lo que ve en el mundo de los sueños, al que sólo él y otros pocos tienen acceso. Pero el mismo Lovecraft dice de Carter (y por lo tanto, de sí mismo):

Mis constantes referencias a lo "innominable" y a lo "incalificable" eran un recurso pueril, muy en consonancia con mi escasa categoría como escritor. Yo era muy aficionado a terminar mis relatos con suspiros o ruidos que paralizaban las facultades de mis héroes y les dejaban sin valor, sin palabras y sin recuerdos para decir qué habían experimentado.
(Lo innominable, H. P. Lovecraft)


Randolph Carter, como los otros soñadores de la obra lovecraftiana, son perdedores, parias, en este mundo, pero grandes hombres, reyes o dioses en el mundo de los sueños. El vagabundo sin nombre es Kuranes, rey en Celephaïs. No conlleva nada de esfuerzo trazar el paralelismo entre los soñadores y HPL, que, si algo hizo durante su corta vida, fue soñar, para luego tratar de plasmar por escrito lo soñado.
Por otro lado, en estos relatos el eje conductor no es el horror. No se siente el espanto que provocan los dioses primigenios, o el terror ante la inmensidad del espacio, si no que todo está impregnado por un sentido de la maravilla, de la belleza que irradia el mundo de los sueños. Por que el mundo de los sueños es el territorio de la evasión, una especie de ventana al mundo de las ideas, un lugar completamente opuesto al mundo deshumanizado en el que le había tocado vivir a HPL. Quizá por eso este ciclo, a pesar de contar con apenas cinco o seis relatos entre toda la bibliografía lovecraftiana, sea el que desarrolló con más cariño, pues todos ellos están entramados de alguna manera, bien sea mediante personajes, lugares o historias, formando un todo mucho más sólido que el resto de los Mitos.

A pesar de verse identificado con ellos, Lovecraft, al menos, supo resistir la tentanción que sufren sus soñadores, la tentación de abandonar este mundo y pasar al otro lado de la barrera del sueño, y continuó contándonos que había al otro lado. Gracias a que no siguió a Kuranes, podemos disfrutar de su obra.


"Había perdido sus tierras y riquezas; y le tenía sin cuidado la vida de las gentes de su alrededor; porque él prefería soñar y escribir sobre sus sueños. Sus escritos hacían reír a quienes los enseñaba, por lo que algún tiempo después se los guardó para sí, y finalmente dejó de escribir"
(Celephaïs, H. P. Lovecraft)

Al final me he dejado en el tintero gran parte de las cosas que quería contar, pero me temo que este artículo ha crecido más allá de lo que me esperaba, y lo otro habrá de esperar a una próxima entrada. Mientras tanto, os dejo algunos de los relatos del Ciclo de los Sueños: "Celephaïs" (Celephaïs), "Lo innominable" (The unnamable), "El testimonio de Randolph Carter" (The statement of Randolph Carter), "Los gatos de Ulthar" (The cats of Ulthar) y "Los otros dioses" (The other gods). Los otros relatos, como "La búsqueda en sueños de la ignota Kadath" son bastante extensas.

3 comentarios:

Jennifer Ortega dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jennifer Ortega dijo...

"Al otro lado de la barrera del sueño" también es un relato increíble, y "Los gatos de Ulthar" me sorprendió también mucho.
Incluso el de "El árbol" que fue de las primeras, más simple, me gustó mucho.
Tiene algunas citas curiosas, que ahora no recuerdo todas pero me viene una en particular a la cabeza, que dice algo así como "¡Tal vez el ser más dominante y racional... es un gas invisible!!"

A ver si me hago con el segundo tomo, que ya que te venden una edición con todos recopilados, hay que hacerse con ella!!

un muak ;)

PD: me había equivocado en un título, de ahí que aparezca uno borrado ^^

Pesanervios dijo...

Yo soy un amante incondicional de la obra del de Providence, en especial de los Mitos: los cuales me parecen una de las obras creativas más importantes de la imaginación. Entiendo que tu nostalgia te haya devuelto a Lovecraft, a mi me pasa amenudo. ;)

Los dos tomos de valdemar gótica son como una biblia en dos partes para mí. Eso sí, son bastante difíciles de manejar y trasladar, pero bueno, algún defecto tenían que tener.

Un saludo.