
Pero sí que lo es. Tenemos a un ladrón de poca monta, a sus compinches y a un oficial de policía que trata de capturarlo, pero el director parece tener que justificarse. ¡¡Mi obra es seria!! ¿¿cómo va a ser una historia policiaca?? Y es que tras ese mensaje de Bresson, en apariencia simple, se esconden multitud de complejos. Bresson dice que trata de expresar los apuros de un joven, la debilidad de su carácter, y eso, al parecer, no se puede lograr desde un film de género. Quizá sea un debate ya viejo, que no nos lleve a ningún lado, pero afirmaciones como esta denotan estrechez de miras, y, lamentablemente, esta actitud aún no está superada, y de vez en cuando oimos (leemos) a algún escritor justificar que su obra no es ciencia ficción, dejar claro que su obra es alta cultura, por que trata temas muy elevados. ¿Pero acaso no se tratan estos temas en la ciencia ficción o en el policiaco?
Pickpocket es, en gran parte, una adaptación de Crimen y castigo al género policial de mediados de siglo. En ella podemos encontrar casi todos los mimbres con los que Dostoievski creó su novela. Y que Raskolnikov se convierta en un raterillo de París no cambia el mensaje, como tampoco lo cambiaría ambientarlo en una nave espacial. Los límites de los géneros, la capacidad de contar historias dentro de ellos, están en la mente. Y la frontera entre la alta y la baja cultura es cada vez más difusa.