lunes, 23 de marzo de 2009

Un disparo en medio de un concierto

Durante bastante tiempo, al ir a clase, pasaba por delante del escaparate de la librería de la Editorial Complutense, y de vez en cuando, me paraba a echar un vistazo. Ahí fue donde compré "No pienses en un elefante", del que ya he hablado en este blog, y otro libro que siempre veía, pero nunca paré a comprar era un pequeño ensayo llamado "Como un pistoletazo en medio de un concierto: Acerca de escribir de política en una novela", de Belén Gopegui. El título era bastante sugerente, y tenía curiosidad, así que el otro día pasé y lo compré.

Una vez leído, tengo que decir que han sido tres euros muy mal invertidos. Esta señora tendrá todo el prestigio del mundo, pero desde luego, lo que yo he leído no deja de ser una pataleta, malamente argumentada, en fin, un timo, y si con esta entrada consigo que alguien se ahorre esa inversión (estamos en crisis...), me sentiré más que satisfecho.

Bien, el ensayo (es la transcripción de una conferencia) tiene el aspecto de una reivindicación. Incluso el principio no tiene mala pinta: la autora se pregunta por qué en la novela del siglo XX, y a estas alturas, del siglo XXI apenas se habla de política. Y cuando se habla, parece que se haga con vergüenza, como si la política no pudiera ser un tema válido, frente a otros aspectos más "profundos". Es cierto que, siendo la política algo que más o menos afecta a la gente de a pie, y de lo que todo el mundo acaba hablando al cabo del día, apenas aparece reflejada en las novelas. Pero con todo, poco a poco se va tendiendo la trampa de este ensayo: pinta un panorama desolador, cuando no es algo tan exagerado: hay novelas donde se habla de política, poco o mucho. Mientras iba leyendo recordé, por ejemplo, "La insoportable levedad del ser", de Kundera, donde se habla bastante de política, y cada vez más a medida que avanza la historia, o la enorme "Vida y destino", de Vasili Grossman. Incluso la autora acaba cediendo, y reconociendo que sí hay novelas que hablan de política, incluso novelas que hacen de la política el eje alrededor del cual son construidas, y no como un aspecto tangencial, pero... ¡vaya! estos ejemplos no le son válidos.

¿Por qué? Pues por que hablan de política, pero no dicen lo que ella quiere oir. Son libros donde aparecen personajes "revolucionarios" (ella misma se califica como revolucionaria también, aunque más de una vez da que pensar que su posicionamiento está bastante trasnochado), pero su mensaje es negativo. Su revolución no es descrita como algo bueno. Así que son malas novelas políticas. Este es el mensaje principal de todo este ensayo. Las novelas políticas no deben hablar de lo que piense el escritor, si no de lo que la autora quiere que hablen. Y no sólo esto, si no que la novela, al parecer, está secuestrada por unos ignotos "ellos", que sólo permiten que se hable mal de los revolucionarios. Y la autora se ha embarcado en una cruzada contra "ellos", para recuperar la novela y devolvérsela al pueblo, ya que así, de una manera natural, aparecerán las verdaderas novelas políticas, donde los revolucionarios serán descritos con la gloria que se merecen. Hay que luchar contra las fuerzas ocultas que han manipulado la novela y a los novelistas a lo largo del último siglo, acallando las voces críticas (¿cómo consigue publicar la autora, teniendo en cuenta el férreo control de los "ellos"?).

Me he sentido engañado, tomado por tonto.

6 comentarios:

DaNieLooP dijo...

A todo esto, me recomiendas La insoportable levedad del ser? lo tengo entre los posibles siguientes...

chiNO dijo...

Al menos te ha servido para publicar una entrada en el blog...xDD

Gracias por la no recomendación

padawan dijo...

Bueno, visto así xD El que no se consuela es por que no quiere :)

Anónimo dijo...

Lamento recurrir siempre a Borges, pero él decía que quienes dicen que el arte no debe propagar doctrinas suelen referirse a doctrinas contrarias a las suyas. Por lo que comentas, esta señora se queja de que la novela del siglo XX no se acerca demasiado a la política, mas reconoce algunos ejemplos contrarios, pero no los avala porque no está de acuerdo con esas concepciones. En definitiva, no terminamos tan lejos de lo que decía Borges.

Akematon dijo...

bueno menos mal que nos lo adviertes.

Cuanata mierda se publica en este pais.

Hugo C. dijo...

joer, lo que no sé es cómo llegaste al final!