martes, 6 de abril de 2010

Lost (II)

En la anterior entrada sobre Lost comentaba una de las características de la serie que la convierten en una de las series que mejor describe (y define) la confusa década en la que estamos viviendo: el conflicto entre razón y fe y la aceptación del misterio como única manera de comprender la Isla, además de dejar planteadas otras dos: la conspiranoia y algo que podríamos llamar "metaficción".

En estos años hemos visto un resurgir del misticismo de todos los colores, con el creacionismo como caballo de batalla. Sus armas fueron tratar de poner en el mismo plano el razonamiento científico y el acceso al conocimiento mediante la verdad revelada. ¿Qué consiguieron con esto? Una relativización (palabra tan odiada por el sector religioso) de los métodos de acceso al conocimiento: valen lo mismo millones de años de registros fósiles que dos párrafos en la Biblia. Y el cesto que ha salido con estos mimbres ha sido el resurgir de la pseudociencia y la conspiranoia.

La conspiranoia ha tenido sus altibajos. En los años 90, siendo Expediente X la referencia en estos temas, el conspiranoico era un tipo raro, un freak (recordemos a Langly y Frohike), condenado a las alcantarillas del sistema. Sin embargo, en los 00, el conspiranoico es el nuevo mesías (revelador de verdades ocultas), y sus seguidores son legión. Desde luego, nunca se había visto tal cantidad de gente desvelando tanta información que "ellos no quieren que sepas". El audiovisual ha hecho mucho por la conspiranoia, y es que no es lo mismo leerse un artículo en el que se use la ciencia (y la cabeza) que ver un video donde se apela a la imaginación.

Y es que no hay más que comparar la relevancia que ha tenido el sofrito de medias verdades que es Zeitgeist con la que tiene una página como Debunking 911. Nuestra mente tiende a minimizar esfuerzos, y las conspiraciones son un caramelo muy goloso para nuestra economía cognitiva. Además, se presentan en el formato favorito de nuestra mente: la narrativa. A los humanos nos cuesta menos procesar la información si esta viene dada mediante un relato. La narrativa es una herramienta muy potente para describir la realidad, y ha sido utilizada desde que la humanidad aprendió a hablar para poder explicar el mundo que los rodeaba. A la narrativa no se le pide exhaustividad, sólo coherencia, o al menos, apariencia de coherencia. Además, cuenta con un buen aliado, la suspensión de incredulidad.

Dejando para otra ocasión esta discusión sobre economía cognitiva y narrativa, podemos estudiar Lost como una serie claramente conspiranoica. El desarrollo de la serie, a pesar de sus cambios de rumbo, ha sido mostrar cómo alguien ha llevado a los supervivientes hasta la Isla para hacer algo que aún no tenemos (quizá nunca lo tengamos) nada claro. La Iniciativa Dharma cumple todos los requisitos de la sociedad secreta arquetípica, rodeada de misterio, ansias de dominación mundial, agentes ocultos, etc. Y lo mismo podemos decir de los Otros, de los tejemanejes de Jacob, de Charles Widmore...

No quiero extenderme mucho más en este asunto, simplemente dejarlo planteado antes de pasar a escribir la siguiente entrega de esta miniserie sobre Lost. Qué mejor manera que hablar de esta serie que divagar un buen rato y en cuanto parece que va a empezar lo interesante...

PUM. LOST.

2 comentarios:

egan dijo...

Por lo visto y por oídas -ya dije que apenas ví unos capítulos- los guionistas se pusieron a generar sucesos impactantes continuamente, sin tener en cuenta posibles causas de los mismos.

Parece que lo que cuenta en las series actuales es la aceleración de la acción y la falta de voluntad para clarificar.

Existen el planteamiento, el nudo y luego, más nudo todavía y a quien mencione un desenlace lógico se rumorea que lo ejecutan sin piedad.

Los protagonistas resolutivos de misterios pasaron al olvido. Ahora se llevan los personajes eternamente azuzados y desconcertados, cualidad que comparten con el espectador.

De hecho,nada menos conspiranoico, como apuntabas tu, que una posible causa final de lo que ves en la serie. He leído por ahí que ni siquiera se ha pensado en un desenlace porque no hay dios que lo cuadre todo.

padawan dijo...

Bueno, esa no es mi crítica. En Lost, el hilo conductor de la serie son los misterios, no las soluciones, por que ninguna respuesta sería tan impactante como lo son las preguntas. Yo no veo eso como un problema, es como ver un espectáculo de magia: si te explican los trucos, pierde toda la gracia.

Las únicas respuestas en las que han dejado algo MUY claro son respuestas fan-service, ya que la gente exige esas respuestas. Yo prefiero aceptar el misterio, ya que es la premisa básica de la serie, pero de vez en cuando tienen que ir dejando asideros para el fan medio, o arrojando algún hueso para que uno de ellos pueda sentirse más listo por "adivinar" la solución.

Ahhh, que rabia!!! Esto que he comentado ahora era parte de una posible cuarta entrega de la serie, no me da tiempo a escribir todo lo que quiero tratar!